Qué hay que tener en cuenta al alquilar un piso desde el punto de vista del inquilino

Diferencia entre subarrendar y alquilar

Muchas personas confunden estos términos o incluso los consideran sinónimos. Sin embargo, existe una diferencia entre subarrendar y alquilar y, sobre todo en lo que respecta a los derechos del inquilino y del subarrendatario, es bastante significativa.

El contrato de arrendamiento surge cuando el arrendador es el propietario directo del inmueble que lo pone a disposición del arrendatario. La relación contractual se rige por las normas establecidas en el Código Civil. Las normas individuales difieren en función de si el contrato de arrendamiento es de duración determinada o indefinida. Este tema se aborda en el artículo siguiente.

El subarriendo surge entonces entre el arrendatario y el subarrendatario. El objeto del subarriendo puede ser todo el inmueble o sólo una parte. El propietario del inmueble no tiene por qué estar directamente implicado en esta relación contractual.


¿Qué debe contener el contrato de subarriendo?

Si hay algo con lo que debe tener especial cuidado a la hora de alquilar un piso, es con el contrato de alquiler. Al igual que el protocolo de entrega, debe especificar claramente las partes y el apartamento alquilado, así como una lista básica de accesorios. Sin embargo, basta con remitirse al protocolo de entrega, en el que se detallará todo el equipamiento con una descripción.

A continuación, cada contrato de alquiler debe incluir el importe del alquiler y su fecha de vencimiento, la regulación de los pagos por servicios y la definición de la duración del contrato.


¿Qué pasa si declaro mi residencia permanente en el contrato de alquiler?

Si decide registrar su residencia permanente, su casero no podrá impedírselo. Sólo necesitará un contrato de arrendamiento, un documento de identidad válido y un impreso de registro de residencia permanente cumplimentado. Sólo tiene que llevar estos documentos a la oficina municipal o de distrito, pagar la tasa administrativa y su residencia permanente será cambiada.

El propietario puede cancelar la residencia permanente del inquilino, pero sólo si se da una de las siguientes situaciones:

            •          El contrato de alquiler ha expirado, el inquilino ya no utiliza el piso o la casa y aún no ha dejado su residencia permanente.

            •          La residencia permanente se estableció de forma fraudulenta, por ejemplo utilizando documentos falsos o no válidos.

            •          El inmueble en el que se declaró la residencia permanente ha sido desalojado o ya no puede ser ocupado por razones técnicas.

En la práctica, nos encontramos con que los arrendadores no celebran contratos de arrendamiento por escrito precisamente por impedir la residencia permanente. Sin embargo, esto es desventajoso para el inquilino.


Fianza reembolsable

El máximo que puede pedir el propietario es tres veces el alquiler mensual. Sin embargo, si se acuerda la cantidad máxima, no se puede pactar ninguna penalización. Si es necesario, la fianza puede utilizarse para cubrir daños en la vivienda o para pagar deudas pendientes (por ejemplo, de servicios públicos). Si no se producen daños ni deudas, el propietario está obligado a devolver la fianza al inquilino sin demora indebida al final del periodo de alquiler. La devolución está condicionada a la finalización del alquiler, no al desalojo de la vivienda.